viernes, 10 de octubre de 2008

ATRIBUYEN MEDICINA AERONÁUTICA A JESUITA DEL SIGLO XVI

*** El sacerdote José de Acosta documentó hace más de 400 años los beneficios, patologías y trastornos del organismo humano asociados con la altura

*** Entre los males que identificó está el conocido Mal de Montaña



Paso a paso por la montaña, el hombre gana altura y comienza a experimentar alteraciones en su organismo. La presión atmosférica aumenta al tiempo que la hipoxia —trastorno que priva al organismo de oxígeno— se hace presente, la cual disminuye sus capacidades físicas y mentales. La vista se nubla y la boca se torna seca mientras el desmayo amenaza con hacerlo presa.

Es la crónica del ascenso humano en su afán por conquistar las alturas y desafiar la gravedad. Estos anhelos por no permanecer estáticos y en contacto con tierra firme, sufrieron procesos que comenzaron hace siglos con los primeros esfuerzos por llegar a la cima de las montañas. Posteriormente, se transformaron, gracias al desarrollo tecnológico, en intentos por surcar los aires y emular a las aves.

Estos desafíos a la naturaleza presentaron consecuencias físicas inmediatas y a mediano y largo plazo, en los personajes que se atrevieron a realizarlos. Dichos resultados fueron registrados a través de la observación y la experimentación por individuos interesados en el tratamiento de los trastornos y su curación. Tal es el caso del sacerdote jesuita José de Acosta, quien arribó al continente americano en abril de 1572.

Lo anterior es el tema central de la ponencia Elementos curativos en el Nuevo Mundo, presentada por Martha y Faustino Hernández, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el marco del Décimo Congreso Internacional Salud Enfermedad, de la prehistoria al siglo XXI, que se lleva a cabo en el Museo Nacional de Antropología (MNA) y concluye este sábado 6 de septiembre.

El religioso es considerado hasta el día de hoy, pionero en el desarrollo de los principios que rigen la medicina aeronáutica, también conocida como aeroespacial, la cual se encarga de estudiar las patologías y trastornos del organismo humano asociados con la actividad aérea.

Según palabras de Martha Hernández, con el tiempo innumerables investigadores han contribuido al desarrollo de curas y remedios para resolver los síntomas y malestares provocados por la altura. Hasta el momento, en el campo de estas disciplinas, se tienen identificados algunas alteraciones como visión negra y roja, hipoxia, fobia a volar, cinetosis o trastorno del viaje, caracterizado por vómitos, náuseas y falta de equilibrio, síndrome de adaptación espacial, fatiga de vuelo y jet lag o síndrome de husos horario.

El religioso originario de Medina del Campo, España, pisó tierras de Lima, Perú, en un primer momento, y 14 años después, en 1586, se trasladó a la Nueva España para aplicar lo descubierto hasta el momento y desarrollar nuevas teorías. De acuerdo con los investigadores, la altura que caracteriza a ambos países ayudó en gran medida a que el jesuita lograra desarrollar nuevas hipótesis y experimentar con la aplicación de remedios caseros.

Durante su estancia en territorio novohispano, Acosta se puso en contacto, por medio de correspondencia, con otro sacerdote jesuita, Juan de Tovar, para documentarse sobre la historia de los antiguos mexicanos y conocer algunos de los padecimientos que los aquejaban con mayor frecuencia.

A partir de este intercambio postal, el primero pudo recopilar toda la información suficiente y necesaria para la redacción de su obra más importante, Historia natural y moral de las Indias, publicada en Sevilla, España, en 1590.

El también amante de la naturaleza, intentó explicar en su texto los efectos que causan los vientos y los lugares por donde transitan. Al mismo tiempo, los clasificó de acuerdo a sus propiedades, en "lluviosos, secos, enfermos y sanos; calientes y fríos; serenos y tormentosos; estériles y fructuosos".

Al considerarlos agentes de sanación en algunos casos, y causa de enfermedad en otros, afirmaba que los vientos pueden ser "generadores de males" o motivo para destruirlos. Por ejemplo, mencionaba que "el aire del mar era el principal causante de los mareos acompañados por vómitos y dolores de cabeza".

Entre otros males que Acosta identificó a partir de sus experimentos empíricos, está el conocido como Mal de Montaña, caracterizado por la falta de adaptación del organismo a la altura. Se ha determinado que la gravedad de este padecimiento se relaciona directamente con la velocidad de ascenso y la distancia ganada, cuestiones que el sacerdote observó hace más de cuatro siglos.

El Décimo Congreso Internacional Salud Enfermedad, de la prehistoria al siglo XXI, se lleva a cabo del 1 al 6 de septiembre en el auditorio Fray Bernardino de Sahagún, del Museo Nacional de Antropología; la entrada es gratuita.