lunes, 1 de septiembre de 2008

AL FILO DEL CIELO - Luis García Orso, S.J.

AL FILO DEL CIELO

Un joven se detiene a cargar gasolina, junto a la carretera del desierto turco. No sabemos quién es ni a dónde se dirige. Por los empleados sabemos que es el día del Bayran. Sólo al final de la historia sabremos el destino del joven viajero; muchas sorpresas y vicisitudes habrán de suceder a lo largo de dos horas de película. Bayran es la celebración turca musulmana del día en que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac por obedecer fielmente a Dios, pero éste detuvo la muerte del niño “porque no me has negado a tu hijo único”, y en su lugar ofreció un carnero. Y Abraham llamó a aquel lugar “Dios provee” (ver capítulo 22 del Génesis).

Auf der Anderen Seit (Al otro lado / Al filo del cielo), del realizador turco-alemán Fath Akin, es una dramática y conmovedora historia sobre el sacrificio y sobre la providencia, situada en un contexto bien determinado del tiempo actual que une necesariamente la vida de personas turcas y alemanas, en un cruce de identidades, culturas, lenguas, religiones, generaciones, géneros, y sobretodo vidas reales. Seis personajes son los protagonistas: dos madres y un papá (el viejo Alí, la prostituta Yeter, la alemana Susanne); dos hijas y un hijo (Ayten, Lotte, Nejat); cuatro personas turcas y dos alemanas. Las vidas de estas seis personas se irán acercando, tocando, conectando, y también separando dolorosamente, por el misterio de la casualidad, de los accidentes, del destino, o de la providencia. Sólo muy poco a poco cada espectador irá comprendiendo cómo o por qué, o quizás no lo podrá comprender, como Abraham no busca entender el sacrificio que se le pide, y sólo se rinde en fe y en esperanza.

La muerte estará siempre presente en la historia; y aunque por el contexto en que se narra, la muerte podría deberse al conflicto turco y kurdo, a los brotes de resistencia terrorista, o a la represión xenófoba, aquí es una muerte mucho más simple, más accidental, más absurda, y por ello más dolorosa y trágica. Como si nuevamente alguien pidiera el sacrificio de un inocente. En un momento de la película, dos protagonistas caen en la cuenta de que la historia de Abraham e Isaac se recuerda tanto en el Islam, como en el Cristianismo, pero ambos coinciden en no creer en un Dios que exija la muerte del hijo único, sino en una paternidad-maternidad que ofrece protección. Y ésa será también una clave de su conducta. Con todo, la muerte llegará sin poder evitarlo, y ellos mismo tendrán que brindar por ella y rehacer sus vidas con nuevo sentido y esperanza.

Si Dios se arrepintió de pedir el sacrificio de Isaac, Al filo del cielo es también una historia sobre el arrepentimiento; a la prostituta y a la joven rebelde se les pide que lo profesen de viva voz, y varias veces las personas muestran un hondo gesto de arrepentimiento por sus acciones: el viejo, su hijo, la madre germana. Cada uno son simplemente seres humanos débiles, necesitados, invitados a ir más allá, invitados a pedir perdón y ofrecer amor.

El joven director Fatih Akin logra extraordinariamente una honda narración de vidas que se afanan, buscan sentido, pelean, se rebelan, se sacrifican, se arrepienten, y luego parecen quedar tan solas y desamparadas; de seres que siempre van buscando a alguien y no logran encontrarlo, aunque casi se topen con él, al otro lado; de seres humanos que esperan con tristeza la reconciliación de sus vidas, y aprenden con dolor cómo abrirse a ella.
Sólo al final de la película, justo cuando es el día de la celebración, de aquel día que Abraham llamó “Dios proveerá”, porque El supo qué dar en el lugar del sacrificio, encontraremos una última clave: el joven Nejat de pie en la playa, en un día soleado, mirando al horizonte, al punto donde el mar y el cielo se unen: al filo del cielo.

Luis García Orso, S.J.
Agosto 23 de 2008