jueves, 5 de marzo de 2009

“Este es mi Hijo amado; escúchenlo” Mc.9,2-10

“De la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo”
Mc.9,2-10
8 marzo 09
Max Verduzco S.I.

Las lecturas hablan de diversas maneras de responder a los mandatos del Señor.

1ª- Nos muestra la obediencia de Abraham ante la petición del Señor que le ofreciera a su hijo Isaac. Las interpretaciones actuales de este difícil pasaje señalan dos aspectos: La primera, mostrar de una manera gráfica, que al Dios se Israel no le agradan los sacrificios humanos. Otros pueblos lo tuvieron. El de Israel no. La segunda: tener tanta confianza en Dios, en Dios bueno y fiel a sus promesas, que se está dispuesto a hacer lo que El pida.
Abraham fue ampliamente recompensado: “Por no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia… En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras.
Acciones buenas tienen repercusiones cósmicas. Se ayuda a uno y a la humanidad.

Sal. Siempre confiaré en el Señor

2ª- “Si Dios mismo es quién nos perdona, quién será el que los condene. ¿Acaso Jesucristo que murió, resucitó y está a la dercha de Dios para interceder por nosotros?” La salvación y el perdón de Dios es para toda la humanidad. Ante el Padre Celestial, nadie nos acusa; al contrario intercede por todos sus hermanos los seres humanos.

El Evangelio nos relata, en lenguaje humano, la experiencia de cielo que tuvieron en lo alto del monte Pedro, Santiago y Juan” Se transfiguró en su presencia: “Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra” Lo alto del monte y la nube que lo cubrió hablan de una manifestación especial de Dios. La voz fue explícita: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo”
El camino que el Señor les revela a los discípulos, para toda la humanidad, se apoya en la Ley y los Profetas, representados por Elías y Moisés pero tiene las especificaciones propias que Jesús nos enseña con su Vida y su Palabra.
El nuevo camino de Dios, para toda la humanidad, se llama Jesús.
No sólo obtuvo las mismas gracias y bendiciones que Abraham: “En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste mis palabras” Sino que su bendición llega a toda la humanidad, desde el primer ser humano hasta el último que exista. Por eso está a la derecha de Dios para interceder por nosotros.

Pidamos al Señor, en esta Cuaresma, que nos conceda entender y obedecer sus enseñanzas. Que en estos días saquemos un poco de tiempo para leer los Evangelios y escuchar lo que nos dice. “Este es mi Hijo amado, escúchenlo” Que asì sea.