miércoles, 18 de febrero de 2009

levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa - Max Verduzco

“Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra
para perdonar los pecados –le dijo al paralítico-
“Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa” Mc.2,1-12
Max Verduzco S.I.

22 febrero 09

Las lecturas hablan de los caminos nuevos del Señor para la humanidad

1ª- Isaías nos invita a estar atentos ante las novedades de Dios: “No recuerden lo pasado ni piensen en lo antiguo; yo voy a realizar algo nuevo. Ya está brotando. ¿No lo notan? Voy a abrir caminos en el desierto y haré que corran los ríos en la tierra árida”.
Para cada época y en corazón de los seres humanos el Señor el Señor va descubriendo las formas nuevas de agradar a Dios y de servir al prójimo.

Sal. “Dichoso el que cuida de los pobres; en los momentos difíciles lo librará el Señor. El lo cuidará y defenderá su vida…El Señor lo confortará en el lecho del dolor y calmará sus sufrimientos”. En la atención a los pobres y necesitados, en tan gran número en estas épocas de guerra y crisis financiera, hay un nuevo y antiguo camino para agradar al Señor y ayudar a los hermanos que sufren.

2ª- San Pablo reafirma la voluntad salvífica de Jesucristo: “No fue primero “si” y luego “no”. Todo él es un “SI”…Nos ha marcado con su sello y ha puesto el Espíritu Santo en nuestro corazón, como garantía de lo que vamos a recibir”.
Jesús ya puso en nuestro corazón al Espíritu Santo. Una de las habilidades que necesitamos desarrollar los cristianos es oír nuestro corazón, y captar las constantes inspiraciones que el Espíritu Santo nos hace. Son los nuevos caminos y las nuevas soluciones que nos propone para los constantes y variados problemas a los que nos enfrentamos cada día. Lo nuevo nos lo ofrece el Espíritu Santo.

El Evangelio relata la aventura del paralítico que, en Cafarnaún, fue bajado a través del techo por los cuatro intrépidos que los llevaban en camilla.
Novedoso fue el método que usaron para ponerlo ante Jesús y novedosa fue su respuesta: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados” Sin necesidad de ritos o sacrificios el Señor perdona los pecados. Lo hace sólo por su bondad, por su fidelidad-amor y por la fe de aquellos hombres que se atrevieron a hacerlo.
La pregunta de los escribas es correcta: “¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios” Aunque ni el milagro de Jesús los convenció que Dios estaba en medio de ellos.
Jesús continuó: “Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, -le dijo al paralítico-: “Yo te lo mando: Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.
El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos… Decían: “Nunca habíamos visto cosa igual”

La novedad de Jesús está en que desde la tierra nos perdona todos los pecados. Pidamos al Señor que estemos abiertos a las novedades que Jesús nos presenta y no nos mantengamos aferrados, solamente, a fórmulas del pasado. En casi todo avanzamos pero en religión aparece la tendencia de ver atrás. Que el Señor nos conceda seguir las inspiraciones de su Espíritu. Que así sea.