jueves, 6 de noviembre de 2008

Destruyan este templo y en tres días...

“Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré” Jn.2,13-22
9 noviembre 2008 / Max Verduzco S.I.


Las lecturas relatan las bondades y bendiciones que salen de los templos, materiales y humano.

1ª- El profeta Ezequiel narra la gran visión que tuvo: Por debajo de cada una de las entradas del templo manaba gran cantidad de agua hacia el oriente, poniente, norte y sur. Esta agua entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá.
Del templo, lugar que significa y representa la presencia de Dios, sale agua, energía y espíritu que sana y purifica el agua salada que mata la vida.
Se nos invita a recuperar el buen espíritu que hay y salen de los templos. “Por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida”.

Sal. “Un río alegra a la ciudad de Dios…Teniendo a Dios Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el alba”

2ª- San Pablo instruye a los de Corintio. Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica…¿No saben, acaso, que ustedes son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? … El templo de Dios es santo y ustedes son ese templo. El templo ya no sólo es la construcción material y externa. Ahora cada uno debemos tomar conciencia que cada uno es un templo personal, edificado por Dios mismo. En cada uno de nosotros habita el Espíritu de Dios. Esto nos habla de la dignidad humana, del trabajo que realiza en cada uno de nosotros y de la extensión que somos para mostrar su presencia y su bondad. Por nosotros, también, Dios llega a todas partes.

El Evangelio nos relata la relación de Jesús con el Templo en dos aspectos:
- El Templo de Jerusalén, como muchísimos templos del mundo se había convertido en sus alrededores en un mercado. Jesús los expulsa y les dice: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”
Dios da todas las cosas gratuitamente, lo pidamos o no lo pidamos. La relación con Dios será de petición y agradecimiento; de Padre a hijo/a. Nunca de relación mercantil en la que el comprador da dinero a cambio de la mercancía que se lleva.
Luego habla del templo de su cuerpo y se los ofrece como prueba de la señal que le piden: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré” Hablaba del templo de su cuerpo y de su reconstrucción-Resurrección.

La invitación de Jesús es a que mantengamos una relación filial, de confianza y comunicación-oración con nuestro padre Dios, como la tuvo él con su Padre. Que nunca se nos ocurra convertirla en relación comercial, Porque oiremos nuevamente su reprimenda:“No conviertan en un mercado la casa de mi Padre”
También nos invita a mantener viva la esperanza de nuestra propia resurrección.

Pidamos al Señor que el agua de su templo purifique las aguas saladas y que tomemos conciencia de la construcción constante que hace en nuestras vidas para ser su templo en cualquier parte del mundo. Que así sea.